martes, 10 de mayo de 2011

ARSENAL: Sin pelota y sin ganas de ganar

Por Pedro Molina

Un equipo puede perder aunque no quiera, pero un equipo no puede ganar si no lo desea. A la virtud se llega, no se “cae” como sí ocurre con el defecto. Es una máxima que se traslada más allá del fútbol. Arsenal, una invitación a pensar un poco.

A pesar de jugar como local y necesitar de un triunfo, Alfaro planteó un partido sumamente conservador. 4-5-1 esperando alguna excursión de Caffa para que Óbolo no se sienta tan sólo. Con estos esquemas se necesitan al menos dos wines que se desprendan (como Real Madrid vs. Barcelona en Copa del Rey) para no dejar al delantero sólo. Sin embargo, con Adrián González (naturalmente lateral) como carrilero por derecha, las llegadas fueron pocas. Igualmente, con algún enlace que se anime a jugar y ponerse el equipo al hombro se puede solucionar, pero si el trivote lo componen Ortíz-Esmerado-Marcone, la situación se torna insostenible en ofensiva.

Arsenal tuvo algunas chances, especialmente desde las pelotas paradas. Lisandro López se perdió un insólito cabezazo ante Fernández, que aún se lamenta. Escribí en mi Twitter (@LQFG) cuando aburría el 0-0: “El conservadurismo de Arsenal obliga al equipo a ganar los partidos con situaciones aisladas y/o fortuitas. Nunca se sabe cómo saldrá.”. Esta vez ni siquiera lo ganó, pero las chances aisladas estuvieron.

El ingreso de Leguizamón era obligado. Luciano se entiende tan bien con Óbolo, que es inadmisible que sea suplente. Entró como mediapunta por el sector derecho para cubrir una zona sin un jugador fijo (mediocampo por la derecha) y que se la compartieron el diez y Marcone. Sin plena libertad de acción, lo del entrerriano fue bastante pobre. Casi tanto como lo de Caffa, reemplazado por Franzoia antes de los goles. Luego y con el 0-2 en un minuto, ingresó Alustiza por Esmerado (a la carga Barracas) y el Chavo descontó con un golazo.

Se acordó tarde Arsenal de ir adelante. Se puede plantear el partido defendiendo el cero en el propio arco, pero lo del sábado fue un exceso. Jamás tuvo la pelota, no tuvo juego asociado, no llegó a ubicar a todo su equipo en campo contrario y en consecuencia, al darle más tiempo la pelota a Racing, le permitió generar más situaciones.

Por último, hay que desmitificar que defender con mucha gente es defender bien. Sin haber jugado un gran partido, Pillud superó durante todo el partido a Pérez, el joven lateral izquierdo que no se mostró apto para la Primera y debió ser expulsado por un terrible planchazo a Hauche.

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