San Lorenzo ganó cómodamente el partido ante Huracán, en el clásico barrial. Le sobró el primer tiempo donde ambos equipos no encontraron su mejor fútbol y apenas sumaron algunas aproximaciones a las vallas.
Con la expulsión de Quiroga y el consecuente gol, el Cuervo encontró más espacios y llegó un aluvión. Se suele decir que el triunfo de un DT en su primer partido, es fruto del anterior y probablemente, éste también sea el caso aunque no hay que descartar la propuesta de Tojo.
Apuntó a poblar el medio y generar lazos con Romagnoli. No sólo porque éste es enganche, sino porque era el indicado para acompañar a Ortigoza en el armado y a Salgueiro en la ruptura de la defensa rival. Así fue; y entre los tres, fueron los puntos más altos del equipo. El resto, acompañó perfectamente.
Los goles fueron tan seguidos que los cambios llegaron con el resultado puesto. Ingresó Luna para conformar la línea de cuatro atrás (aunque con muchas libertades para el pibe) y Sebastián González por un Romagnoli extenuado y con el objetivo de tener más gente en delantera. Pudo ampliar el marcador, pero prefirió irse con el ole-ole.
La repetición de equipo en los análisis de los post-partidos no es casualidad. El 14 de marzo mencionábamos la anemia ofensiva de San Lorenzo (vs. Boca) y el planteo tan conservador del anterior entrenador. Esta vez, en otro clásico se agrandó y supo cómo llevar a un rival inferior.
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