miércoles, 18 de mayo de 2011

RIVER - BOCA: resultado de una circunstancia bisagra

Por Pedro Molina

Se habla más de las polémicas del Boca-River que del fútbol en sí. Aquí, un repaso breve de las tácticas y rendimientos de uno y otro.

River comenzó mejor el partido, con un Lamela amo y señor del mediocampo. Somoza veía pasar la pelota, fue amonestado (al igual que Insaurralde) y la mitad de cancha para arriba no existía en el xeneize.

Los goles, muy seguidos, fortuitos y de pelota parada cayeron como una bomba en el Millonario. Inversamente, el local se sintió fortalecido, se animó a tener la pelota y empezó a generar un poco más de juego. Sacó provecho de dos situaciones aisladas y supo mantener muy bien la ventaja. Mejoraron algunos jugadores (Somoza en cabeza, Chávez, entre los más notorios) y hasta tuvo chances para ampliar el resultado.

Falcioni apostó por un 4-3-3 con Riquelme en los últimos metros y por derecha. Con esto, evita cansarlo y consigue tenerlo para los últimos metros, donde suele hacer diferencia. Además, junto a Mouche y a Palermo obligó a River –que viene jugando con línea de tres- a desistir a un volante (Ferrari) para que no queden uno contra uno.

Algunas aproximaciones del tucumano Pereyra, de Erik y la lucha libre de Pavone fue lo que pudo ofrecer River. Pudo haber descontado, pero después del gol, en ningún momento puso a Boca contra las cuerdas.

¿Fue merecido el triunfo de Boca? Yo creo que sí, porque más allá de marcar mediante dos chances signadas por la suerte, tuvo ese punto extra (en términos pugilísticos) para sumar. ¿Fue merecida la derrota de River? Sí pero no. Sí, porque le costó muchísimo generar peligro. Y no, porque sus primeros minutos son dignos, al menos, de un empate.

Se fue un superclásico más. Y ahora sí, que vuelvan las polémicas, cargadas y protestas.

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