lunes, 27 de junio de 2011

RIVER-BELGRANO y un mal pronóstico

Por Pedro Molina
Antes de que comenzara el partido, le dije a los cuatro amigos con los que veía el partido que a los 25 minutos les aseguraba quién ganaba el partido. Al llegar a ese momento, todos me preguntaron –casi poniéndome a prueba- y dije River.
Belgrano era el peor equipo para jugar la promoción: en clara ascendencia a partir de enero, caso contrario al de Unión, por ejemplo, que llegó muy ajustado al final del certamen. De todos modos, a los 25` la situación estaba dada para el Millonario. La justificación no era la claridad, que nunca tuvo en la temporada, sino en el gol de diferencia, en el empuje, en las chances que había tenido y en lo retrasado que estaba Belgrano. El gol madrugador descomprimió el clima en el Monumental y el trámite fue más relajado, sin embargo, jamás imaginé lo que terminó pasando.
El apriete de River dejó de ser tal y se armó un entretenido partido de ida y vuelta. Belgrano “ganaba perdiendo”, es decir, sentía estar en desventaja cuando no lo estaba. El entretiempo le hizo ver la situación más clara y comenzó a forzar la última línea y apariciones más sorpresivas que buscando la tenencia y el avance de todo el equipo.

El Mudo Vázquez –qué jugador, por el amor de Dios- y Andrizzi hicieron lo que sólo Pereyra había hecho en el primer tiempo: aguantar la pelota. No se la llevaron al corner ni intentaron métodos falsos de mantener la posesión, sino que ganaron terreno y provocaron ataques.
En ese frunce y presión a la última línea, apareció un anticipo de Pereyra y un mano a mano que desperdició por apurado. En una siguiente pelota profunda, falló Díaz de derecha (no es central, no sabe cerrar) y le quedó a Farré, que siendo volante central apareció como wing derecho, muestra de las ambiciones.
La poca presión del Pirata para jugar el partido lo benefició y le permitió jugar con una tranquilidad especial, evitando hacer tiempo o buscar trampas para mantener la ventaja. Se animó a ir a buscar el gol (como dicen, es más fácil ir a buscar un gol que defenderlo) y lo consiguió. Se dedicó a JUGAR.
River terminó acumulando gente arriba y esperando una corazonada de Bordagaray, de Pavone o de Passarella. Cuando tuvo que apretar de nuevo el pie en el acelerador, sufrió y lo terminó pagando caro. La suerte no estuvo de su lado, no llegó el milagro y mi pronóstico, falló, pero ¿quién lo hubiera dicho?.

2 comentarios:

  1. Todavia no caigo, es increible.

    Un abrazo grande.

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  2. justo estaba parando en un apart hotel en recoleta cuando fue el partido! me encanto! yo todavia no lo puedo creer

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