Por Pedro Molina
El estreno de Boca fue de lo que más se habló y no es para menos, ya que el gran candidato recibió un mazazo al inicio del campeonato.
Ahora, ¿por qué perdió Boca si tiene mejores jugadores y creó más situaciones de gol? Con un 4-3-1-2, Boca modificó su exitosa fórmula que le dio buenos resultados en el verano. Cuando parecía que encontraba el equipo, que el mediocampo combativo hacía pie en cualquier cancha, modificó y jugó a algo que no sabía.
Falcioni aún se debate entre “su” manera (4-4-2 esperando, con poca elaboración y buscando efectividad) o jugar como la historia de Boca lo marca (con protagonismo, ofensivo). En su primer partido la intención fue amoldarse al club, pero falló demasiado en momentos y situaciones donde no se puede.
Rápido, García regaló el primer gol y lejos de mejorar errores en la defensa, cada pelotazo de Godoy Cruz era un dolor de cabeza. A las espaldas de Calvo o Clemente se jugó como querían los carrileros, Olmedo anuló durante largos pasajes a Riquelme y del resto se encargó Torrico.
Los equipos de Falcioni siempre se caracterizaron por ser fuertes defensivamente, algo que evidentemente no logró aquí. Un puñado de llegadas agarrando siempre mal parada a la última línea y un mediocampo perdido ante cuatro picapiedras mendocinos, lo demostraron.
En ataque perdió un hombre al colocar a Battaglia como volante por derecha. Sebastián no rinde allí y le cuesta hacer la banda completa. Erviti jugó de cualquier cosa menos de volante por izquierda, dilapidó muchas pelotas y su pálida actuación se aclara un poco con el golazo que marcó. A Boca así no le sirve, porque Somoza queda muy sólo, porque Riquelme no puede ponerse el equipo al hombro y termina dependiendo como en los últimos cuatro años, de alguna genialidad de Palermo.
Párrafo aparte para Mouche, que siempre lo intentó y tuvo un gran partido, sin embargo, falla siempre en los mano a mano y en la elaboración le cuesta acercarse a Juan Román o asistir a Martín. Su desfachatez y cambios de ritmo se contraponen con los dos históricos y sus intenciones quedan siempre en jugadas individuales.
Más allá de que Boca creó más situaciones de gol, -lo que es lógico dado a su condición de favorito y local-, Godoy Cruz supo siempre a qué jugar. Beneficiado por errores defensivos, exprimió al máximo las bandas, tomó bien al titiritero xeneize y aprovechó las chances que tuvo. Cada vez que recuperaba la pelota podían elegir entre entretenerla un poco más o buscar mayor profundidad y todas las elecciones fueron acertadas.
Cuando ganaba por varios goles, tocó, cuando buscaba un respiro apretó el acelerador y así le fue: cuatro goles en La Bombonera y a derrumbar todas las estadísticas y el cartelito de candidato.
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