lunes, 28 de febrero de 2011

Las tres G: Gimnasia gana gustando

Por Pedro Molina

“Hay que contratar a un técnico sacapuntos" es la frase de cabecera de muchos equipos que pelean el descenso. River en el comienzo del Apertura intentó derribar el mito con Ángel Cappa, quien fue echado por Passarella, a pesar de hacer una campaña discreta y generar mucha ilusión en los millonarios.

Para el Clausura, Don Ángel tuvo una nueva parada brava: Gimnasia. Las primeras dos fechas, le costaron más que de costumbre al Lobo. Primero empató con San Lorenzo siendo superado en mayoría del partido y luego perdió dolorosamente ante Olimpo por 3-1 sin merecerlo pero con horrores defensivos.

La defensa parecía ser el ítem a cambiar y si bien desde los nombres fue diferente (Masuero por Fontanello), vs. Colón tuvo algunos problemas similares. Gimnasia fue al Cementerio a jugar de igual a igual. A tener la pelota, a sacar provecho por las puntas y a tener un juego asociado que le permita llegar con facilidad a la ubicación de Pozo. Rápidamente su puso en ventaja con una avivada de Guillermo (esta vez sacó provecho sin trampa, jugando un corner rápido) y Neira.

La movilidad del autor de los dos tantos, fue fundamental. Supo manejar los tiempos según la necesidad del equipo y generó las mejores situaciones, tanto para asisitir como para definir. Minutos después del primer tanto, llegó el empate de Graciani por un error de Ariel Agüero, zaguero izquierdo, que suele salir a marcar muy lejos. Ésta vez cubrió el centro y no el arco y le regaló la franja al juvenil sabalero.

Nuevamente en ventaja, los Triperos se hicieron fuertes y no se lo pudieron dar vuelta. Por el desgaste físico, regaló la pelota durante los últimos treinta minutos del segundo tiempo, sin embargo, Colón no supo cómo entrarle. Rieloff y Sapetti se afianzaron y el punto más flojo del equipo (los centrales), hizo lo que mejor sabe: sacar todo de arriba. Poco ávido para los cambios, Gamboa puso a Larrivey y sumó dos centrodelanteros, en lugar de buscar el gol sin tanto centro.

Para facilitarle el trabajo a los de la última línea, Rinaudo jugó muy cerca de la misma y controló a Lucas Acosta, generador de juego rival. Casco y Castro ingresaron con el propósito de tener contraataques rápidos y la jugada salió bien. Para coronarse, Cappa sacó sin escrúpulos a Guillermo, ídolo del club, que jugó un partido muy flojo y puso a Encina para seguir sumando velocidad a la ofensiva. El Sapito entró tan bien que asistió a Castro para el tercer gol, es decir, una jugada entre los ingresados.

Acertó Cappa con las variantes, porque le dieron lo que quiso: cerrar el partido. No necesitó poner más defensores ni hacer cambios defensivos, sino aprovechar las situaciones que iba a tener. Otro acierto fue no tener miedo a sacar al ídolo. Dejó bien claro que nadie juega por su nombre y Barros Schelotto que había tenido un partido de discreto para malo, salió reemplazado. Su pausa, su inteligencia y sus asistencias no se precisaban en ese momento y se fue por una decisión táctica: nadie habló de cabaret, de pelea ni mucho menos.

Gimnasia sumó de a tres y mantiene el mensaje: calma y fútbol. Así, los resultados indefectiblemente llegarán.

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